A nivel ornitológico la costa de y cercana a la ciudad de Barcelona es penosa. Si tenemos en cuenta la línea de costa comenzando por el sur tenemos que recordar el cruento recorte sufrido en el delta del Llobregat. Tres quilómetros de playas eliminadas por el desvío del río Llobregat, más otras situaciones negativas que han conllevado una alarmante disminución a nivel de playas y primera línea de mar de muchas especies casi erradicadas como los negrones o las alcas. A lo que hay que sumar las propias disminuciones de sus poblaciones en el propio Mediterráneo. Ese espacio costero natural eliminado ha sido ocupado por el monstruoso port de Barcelona que prosigue ocupando costa hasta el centro de la ciudad de Barcelona. Si seguimos hacia Levante, pasamos a las masificadas e históricas playas de la Barceloneta y las reconstruidas de la Marbella hasta el Forum. En éstas hay muy contados espacio donde algunas aves marinas y costeras pueden descansar como espigones del Bogatell, totalmente desprotegidos. Y llegamos al Fórum con alguna zona mínima también adecuada pero sin protección. El Ajuntament de Barcelona que mantiene una política de imagen que intenta vender conceptos sobre cambio climático, emergencia climática, etc, no ha realizado ninguna actuación eficaz dirigida a la protección de la avifauna costera. Y para continuar llegamos al delta del Besòs donde, a pesar de alguna gestión mínima (rótulos, plantaciones curiosas) la realidad es de abandono institucional y que en la práctica impide que este pequeño espacio pueda respirar algo más a nivel de avifauna. En todos estos espacios no hay que confundir un aumento de observaciones de aves con una mejoría de estos espacios. Ni tampoco confundir una defensa eficaz del territorio con carteles colocados en la zona o campañas institucionales de imagen a la ciudadanía en general, desafortunadamente ignorante ante la situación concreta.
Definitivamente si sumamos todas estas circunstancias, las aves migrantes costeras, limícolas, anátidas, ardeidas, etc, no tienen donde descansar en decenas de quilómetros, a los que hay que sumar la situación subiendo por el litoral hasta el Maresme.
Y esto es lamentable, más aún para una sociedad gobernada por políticos que rápidamente se colocan la medalla de "verdes" en sus pecheras, gastando mucho más en campañas publicitarias o inversiones absurdas y temporales que en eficacia de gestión sobre el terreno.
Esto es lo que ocurre en la propia playa del Bogatell donde se colocan carteles y se hace publicidad telemática utilizando imágenes de especies subacuáticas o de aves como el propio cormorán moñudo. Pero que jamás se ha hecho nada ni por la protección de estas aves. Y no entremos a valorar como se permie la pesca en esta zona para que cientos de barceloneses pesquen ejemplares que viven en un ambiente marino manifiestamente contaminado y cuyas toxinas podrían ser nocivas para su salud.
Dicho esto, hay que recordar que hubo un proyecto de zoo acuático, sustituido por una gran plataforma de cemento para molestar a todos los vecinos de la zona con sus conciertos (ésta es la realidad). Y que ese proyecto incluía 9.000 metros cuadrados de marismas y dunas, espacio que hubiera sido un punto (ojo, solo un punto) para el descanso de las anteriores aves.
Ahora, vienen elecciones. Y la actual alcaldesa, a la que los sondeos le hacen temblar en su puesto, apuesta otra vez por la etiqueta verde y plantea una gran remodelación urbanística de Bac de Roda hasta el Fórum con fondos europeos Next Generation (Eso sí sin tocar la plataforma de conciertos, donde iba el zoo). Y como es habitual, las aves marinas y costeras como no votan (a diferencia de los perros, que sí que votan y sí tienen su playa en la zona), son obviadas de nuevo, sin disponer ese proyecto de ningún espacio. Y más cuando en la zona he localizado casi 20 especies protegidas por el Anexo I de la Directiva Europea de Protección de Aves. Destacando las casi ya residentes (hay ejemplares que se quedan todo el año) de gaviota de Audouin y cormorán moñudo presentes en la zona, y que reciben dinero público de la propia UE para ser protegidas. Irónico, gastamos dinero en su protección y a la vez vamos a destinar dinero público para transformar el medio y quizás marchen, sin tenerlas en cuenta. Alguien, alguna vez, habló de un concepto de "Estudio de Impacto ambiental". Seguramente aquí no se haga. Pero nada cambiará la situación real... A los proyectos urbanísticos que mueven tanto dinero, se la pela que en el espacio haya especies de aves protegidas. Ahora bien, al menos que no nos vendan la moto. El establecimiento de láminas de agua, vegetación acuáticas y renaturalización de espacios, con el objetivo de establecer zonas húmedas, eso sí que ayuda a regular el cambio climático.
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