No cabe duda que para algunas especies, la adaptación a la urbe, ha supuesto el desarrollo de comportamientos tendentes a maximizar las oportunidades tróficas existentes en la misma. O dicho de forma más sencilla, a buscarse la vida... este debe ser el caso del herrerillo común (Parus caeruleus), un párido que se extendió en la Ciudad Condal a mediados de la década de los 90 y que ha ido "averiguando" de donde sacar su alimento. En el parc de Diagonal Mar destaca su predilección por buscar, en un modelo conreto de farolas, su alimento. Estas farolas son el lugar donde un insecto pone sus puestas de forma abundante, observables a simple vista. El ave introduce el pico por una ranura y extrae este alimento. Pero las adaptaciones de esta especie no quedan solo ahí. Hace un par de semanas observé como, al paso de un autobús de línea, momentos después, un ejemplar volaba desde una tipuana y recogía un insecto, posándose en plena calzada. El movimiento fue rápido, hasta arriesgado, teniendo en cuenta que venían otros vehículos. Pero bien demuestra que los herrerillos están al tanto de todo.
martes, 1 de diciembre de 2015
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