Que las aves se persigan o expulsen unas a otra es algo habitual, en la mayoría de ocasiones de la misma especie. Pero ayer, sea por el periodo ya de reproducción y la necesidad territorial observé varias persecuciones interespecíficas. Para comenzar, la hembra de colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) fue expulsada de dos posaderos por 2 petirrojos (Erithacus rubecula) diferentes. En uno de los casos de forma bastante agresiva. También observé como un macho de mirlo común (Turdus merula) que había estado cantando, expulsó de su zona a un zorzal común (Turdus philomelos) que se alimentaba en el suelo. Y un macho de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) echaba de una encina a 2 mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita) cuando se los encontraba en su tarea de buscar alimento.
viernes, 10 de abril de 2015
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