Aunque parezca mentira la especie vuelve a criar. Ayer por la tarde, tras un buen rato de seguimiento vi como un adulto llevaba un trozito de pan remojado y se adentraba en la vegetación. El pollito, de apenas una semana, aparecía por breves momentos para recoger su botín. Acto seguido la polla adulta arrancaba un trozo seco de vegetación, como buscando alguna parte tierna, cosa que no consiguió. Se marchó de nuevo y el pollito se introdujo otra vez en la maraña palustre que rodea los cedros de pantano.
También en una encina, un macho de zarcero común (H. polyglotta) cantaba primero en tono bajo y luego con más fuerza. Fue el único migrante detectado. Entre los residentes, jóvenes de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) que se movían alegremente entre las ramas de un taray, seguidos nerviosamente por su padre.
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