Pues ir a las 7h45' te permite no solo localizar mejor los territorios de las currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala) (que son como mínimo 4) y de los petirrojos (Erithacus rubecula) (7 ejemplares) sino poder escuchar cantar a aves que no lo suelen hacer y que son poco habituales. Localizo gracias a su canto, en tono bajo, a un macho de curruca mirlona (Sylvia hortensis) que lo hace desde una copa de un pino, en el pipi-can. Se trata de la tercera cita de la especie en los ya 12 años de seguimiento del espacio. Y es que el 1 de mayo, siempre trae alguna sopresa. Aunque en este caso, por la bonanza meteorológica no pude localizar a ningún migrante más.
viernes, 2 de mayo de 2014
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