Y entrando al parc desde esta avenida, comienzan las sorpresas. En el lago inferior, un joven o hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs), un par de mosquiteros comunes (Ph. collybita) y una hembra de curruca capirotada (S. atricapilla), aves invernantes o migradoras. Y adjuntándose a ellas una hembra de colirrojo real (Ph. phoenicurus)... Pero lo más espectacular lo he localizado moviéndose entre la vegetación baja e incipiente de este lago. Allí he podido disfrutar por más de 2 minutos de la observación de un torcecuello (Jynx torquilla), sin que el mismo se percatara de mi presencia. He podido verlo muy de cerca advirtiendo esa bella tonalidad de color beige que orlaba tan solo los laterales de su cuello. Los colores no eran muy contrastados, si comparo con otros ejemplares vistos por lo que podría apuntar hacia una hembra. Finalmente, se ha acercado volando hasta mi posición y cuando me ha visto a unos 10 metros ha volado hasta un tronco a casi 50 metros, donde ha intentado camuflarse...
Ya con esto me daba más que satisfecho... Pero han seguido pasando cosas... En el lago, 81 gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y una gaviota de audouin (L. audouinii). Y sobre un montículo, una pareja de patiamarillas, dando muerte a una paloma y reafirmando sus vínculos de pareja con los ya conocidos movimientos posturales...
Cercana a ellas, otra hembra y otro macho de colirrojo real. Es decir, esta especie representada en la zona por 3 machos y 2 hembras. Y en un arbolillo prominente de este montículo, un precioso macho de alcaudón común (L. senator).
Cuando ya me marchaba, obligado por los tempos familiares, me he encontrado un precioso macho de papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), con el plumaje ya totalmente negro en toda su extensión y sin mostrar ninguna marca blanca sobre su mandíbula superior....
Vamos, que no se puede pedir más en apenas 45 minutos.
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