Esta mañana me he pasado a ver como evolcionaban los pollos de oca (Anser anser) en el Parc de la Ciutadella. No pueden estar más integrados. Hace ya unos días que sus padres los trasladaron al estanque inferior, el de las barcas. Allí hay un grupo de señoras que les llevan comida todos los días y se preocupan hasta de vigilarlos. La confianza de las ocas es tal que es habitual verlas fuera del agua, excesivamente confiadas hacia la gente que va a verlas.
También he podido localizar todavía algunos migrantes. Un par de colirrojos reales (Phoenicurus phoenicurus), especie que he detectado mucho más que en años anteriores. También un par de papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca), acompañados del canto de un mosquitero musical (Phylloscopus trochilus). Por cierto, en un jardin anexo a Diagonal mar, esta tarde he podido también ver otro papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca). parece se rque las inclemencias meteorológicas de estos días han facilitado el asentamiento de esta especie en la ciudad, al menos durante esta semana. Y el tiempo del que nos avisan los meteorólogos para los próximos días nos dibuja aún la posibilidad de poder disfrutar de estos pajarillos asentados en nuestros bosques artificiales por algún timpo más.
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