Nuestro amigo Joan Guillamon nos hace un interesante comentario sobre el Death Skyline. Interesante, porque Joan nos recuerda que estos "edificios inteligentes", tampoco mantienen espacio alguno para que otras formas de vida, en contra de lo que ocurría antaño, puedan utilizar los mismos como morada. Y no solamanete salen malparadas estas especies, protegidas por la ley curiosamente. Si no también nosotros porque, precisamente, esta ley que las protege intenta beneficiarnos. La mayoría de estas especies de aves, díganse golondrinas o vencejos, o incluso algunos mamíferos voladores como los murciélagos, son beneficiosos para nosotros mismos. Eliminan una gran cantidade de insectos, entre ellos los fastidiosos mosquitos, regulando las molestias que nos proporcionan. Pero, desafortunadamente, nosotros obviamos esos favores y dejamos de ofrecer refugio a estas especies, que hasta hace poco llamábamos "antropófilas", en recuerdo a nuestro hasta hace poco pasado rural y neolítico. El hombre tecnológico ha acabado en muy poco tiempo, apenas décadas, con esa forma de hacer existente desde hace aproximadamente unos 8.000 años.
Después de este bonito discurso, vuelvo a la realidad. Uno de los lugares donde precisamente se puede observar ese vuelco constructivo al que hace referencia Joan, es el barrio de Poble Nou. Si utilizamos la C/ Bac de Roda como frontera hipotética, su parte sur, compuesta urbanísticamente de edificios más antiguos, es una buena zona de nidificación de vencejos comunes (Apus apus). En especial esas calles tan peculiares y pintorescas, estrechas, llenas de vida pero a la vez tranquilidad del centro del barrio, donde por las mañanas de verano, chillonas nubes negras de vencejos esquivan con tremenda facilidad cualquier obstáculo que se les interponga. Estos barrios, sin estos seres alados y estos chillidos matutinos, parecerían sin duda otra cosa... No sería nuestro Poble Nou...
Pero en la parte más norteña de Poble Nou, limitada por esa hipotética línea que dibuja Bac de Roda, la presencia del vencejo común (Apus apus) es bien escasa, en ocasiones inexistente. Un hecho que ya constaté en la pag. 25 del informe que os podéis descargar gratuitamente "Parc de Diagonal Mar. Memoria de Fauna. Hoja nº 6 (Año 2008)".
Esperemos que Poble Nou siga siendo como es, y que nuestro vencejos no nos abandonen como están haciendo nuestras últimas golondrinas y aviones, expulsadas por el desprecio a la edificación clásica...
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