Esta tarde me he dado una vuelta por el Parc. Fuerte insolación acompañada de rachas de viento bastante molestas. Ciudadanos dispersos en puntos estratégicos para las aves. Un mal día que solo se ha visto recompensado con un adulto de garcilla bueyera (Bubulcus ibis) en librea reproductora, manchado su plumaje del sucio de vertederos y demás lugares poco salubres. A ella tan solo sumarse un papamoscas gris (Muscicapa striata) de paso por el Parc. Mencionar que esta especie es un buen indicador de la masa forestal de nuestros parques. En aquellos con un mínimo de cobertura, como el del Ciutadella, cría regularmente. En el nuestro de Diagonal Mar, no lo hace. Pocos árboles quizás. .. En cuanto a las gaviotas, estos días de fuerte sol y viento se muestran ausentes. Tan solo alguna se mueve dubitativa entre los rascacielos...
No obstante, os narro una escena espectacular que pudimos contemplar toda nuestra familia en directo al sábado pasado sobre las 8h00’ A.M.
Frente nuestra ventana, que da a la C/ Taulats, podemos contemplar edificios cuyas terrazas, no aptas para ser utilizadas por sus vecinos, son el lugar de cría de algunas parejas de gaviota patiamarilla (Larus michahellis). Por tal motivo, estas gaviotas en ocasiones se muestran vocingleras, para desesperación de algunos cercanos vecinos. Incluso de noche, se dejan sentir, mientras sobrevuelan la noche de Barcelona, alumbradas por las farolas.
Pues el sábado nos dimos cuenta que sobre estas 8h00’, momento en el que no suelen hacerlo, se encontraban las gaviotas especialmente molestas, sobrevolando y dando pasadas sobre su misma terraza, como si algo o alguien estuviera molestándolas. Una primera visión, a ojo desnudo, no mostró que en el tejado hubiera animal extraño, o quizás algún vecino rondando el lugar. Pero la insistencia de las mismas y las repetidas pasadas me obligaron a coger los prismáticos y observar lo que os cuelgo en un video un poco artesanal pero muy ilustrativo. La garza real (Ardea cinerea), acosada por los ataques de estas encolerizadas gaviotas, marcaba un espacio de seguridad, alargando su cuello y proyectando su peligroso pico, un arpón preciso. En su pata mostraba una anilla de PVC amarilla, lo que induce a pensar que pertenecía a la colonia del ZOO. Probablemente la garza volaba baja por la C/ Taulats, como hacen en ocasiones y ante la presión de las gaviotas, se refugió en el alar de la ventana, sin saber que era un lugar más incómodo. Afortunadamente, escapó volando en un momento de calma, perseguida por media docena de furibundas gaviotas adultas hasta que abandonó la zona. No hace falta decir que en el habitáculo que daba a la ventana no parecía haber nadie, ni se asomó. Figuraos, os asomáis e vuestra ventana y os encontráis un bicho de estas dimensiones con esa vista bizca, mirándoos fijamente...
No obstante, os narro una escena espectacular que pudimos contemplar toda nuestra familia en directo al sábado pasado sobre las 8h00’ A.M.
Frente nuestra ventana, que da a la C/ Taulats, podemos contemplar edificios cuyas terrazas, no aptas para ser utilizadas por sus vecinos, son el lugar de cría de algunas parejas de gaviota patiamarilla (Larus michahellis). Por tal motivo, estas gaviotas en ocasiones se muestran vocingleras, para desesperación de algunos cercanos vecinos. Incluso de noche, se dejan sentir, mientras sobrevuelan la noche de Barcelona, alumbradas por las farolas.
Pues el sábado nos dimos cuenta que sobre estas 8h00’, momento en el que no suelen hacerlo, se encontraban las gaviotas especialmente molestas, sobrevolando y dando pasadas sobre su misma terraza, como si algo o alguien estuviera molestándolas. Una primera visión, a ojo desnudo, no mostró que en el tejado hubiera animal extraño, o quizás algún vecino rondando el lugar. Pero la insistencia de las mismas y las repetidas pasadas me obligaron a coger los prismáticos y observar lo que os cuelgo en un video un poco artesanal pero muy ilustrativo. La garza real (Ardea cinerea), acosada por los ataques de estas encolerizadas gaviotas, marcaba un espacio de seguridad, alargando su cuello y proyectando su peligroso pico, un arpón preciso. En su pata mostraba una anilla de PVC amarilla, lo que induce a pensar que pertenecía a la colonia del ZOO. Probablemente la garza volaba baja por la C/ Taulats, como hacen en ocasiones y ante la presión de las gaviotas, se refugió en el alar de la ventana, sin saber que era un lugar más incómodo. Afortunadamente, escapó volando en un momento de calma, perseguida por media docena de furibundas gaviotas adultas hasta que abandonó la zona. No hace falta decir que en el habitáculo que daba a la ventana no parecía haber nadie, ni se asomó. Figuraos, os asomáis e vuestra ventana y os encontráis un bicho de estas dimensiones con esa vista bizca, mirándoos fijamente...
PD: Os cuelgo una foto porque os iba a colgar un video de 38 Mb y se me vuelve eterno el blogger...
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