Hace un par de semanas utilicé esta expresión para referirme a un comportamiento que, al menos para mi, me había pasado desaparecibido en algunas especies de aves. Resulta que hace más de un mes, estuve con mi amigo Jordi Cebrian observando acentores alpinos (Prunella collaris) en el Montseny. Estos, muy confiados, se acercaron al sol, a comer unas migajas de pan que les habíamos puesto, tradición que realizamos algunos en picos más altos y que es bien recibida por los acentores. Las aves una vez había comido se fueron directamente a la sombra de una pared donde estuvieron picoteando las briznas de hierba. Me llamó la atención y observamos que los acentores lo que hacían era beber las gotas de la humedad que restaban en estas hierbas protegidas por la sombra. Este recurso podría ser utilizado a menudo por esta especie en alta montaña cuando no tiene agua cercana.
Podría pensarse que es una adaptación única de esta u otras pocas especies, el absorber este agua de las hierbas... Pero hace unas semanas, observé lo mismo en el Forum, de forma mucho más curiosa. A media mañana, cuando el ambiente ya era caldeado, en un parterre había tan solo una farola que proyectaba una escueta sombra, delgada... Allí un bisbita ribereño alpino (Anthus spinoletta) reseguía esta sombra, sin salirse de ella, haciendo lo mismo que el acentor. Succionaba la humedad condensada o quizás por el riego, que permanecía en esa escueta sombra... Por lo tanto, podemos afirmar que hay especies de aves que beben directamente de las briznas de hierba que se mantienen húmedas por la sombra proyectada por elementos naturales o artificales y que eso les permite una cierta autonomía en espacios donde quizás el agua no sea tan abundante.
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