Esa tarde se presentaba muy nubosa. Pero antes que comenzara a llover bien valía la pena dar un paseo por el parc. Es uno de esos días que es poco frecuentado. Y gracias a ello se pueden localizar aves poco habituadas a la presencia del hombre. Así ha ocurrido, cuando sobre los tubos de las gaviotas, una silueta negra se ha hecho hueco torpemente entre tanto lárido. Un joven de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) secaba sus alas. Ya hacía semanas que los bandos invernales de está primitiva ave sobrevolaban el parc, volviendo hacia la zona portuaria al atardecer. Como en los últimos años, era cuestión de tiempo que alguno se decidiera a descendar y aprovechar alguna de las coloridas carpas que pueblan estas artificiales aguas. Es probable que a partir de hoy podamos ver a alguno más, sobretodo a primeras y últimas horas del día, donde la tranquilidad es más frecuente.
jueves, 9 de diciembre de 2010
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