Con apenas cinco grados y las manos congeladas, siempre es gratificante darse una vuelta por este Parc. Me he llevado la sorpresa de encontrar concentradas en una sola encina, a nueve palomas torcaces (Columba palumbus). Estaban dando buena cuenta de la producción intensa de bellotas de este árbol mediterráneo. Tragaban enteros estos frutos como bien hacen en lugares más asilvestrados. Pero no eran las únicas que se alimentaban. Un macho de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) engullía sin más remilgos un fruto de esparraguera que había caído al suelo desde esas macetas de diseño. Y cinco ocas (Anser anser) saltaban del agua y se dirigían en un momento de quietud hacia el pasto fresco. La tranquilidad del fin de semana largo permitía escuchar los reclamos de los pinzones (Fringilla coelebs), los verdecillos (Serinus serinus) y los zorzales comunes (Turdus philomelos). Entre ellos he podido diferenciar el reclamo de un mito (Aegithalos caudatus), solitario, y al que luego he podido ver entre las acículas de los pinos. Se trata de la segunda observación de esta especie en el Parc, donde la cobertura arbórea no es lo suficientemente densa para acoger con más frecuencia a éste y otras especies.
sábado, 4 de diciembre de 2010
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