CUANDO UNOS CENTÍMETROS SON UN UNIVERSO

Uno de nuestros defectos como especie predominante en este planeta es observar todo lo que nos rodea de forma manifiestamente antropocéntrica. Y hasta en ocasiones egocéntrica. Y este punto de vista es incluso extrapolable al mundo científico, incluyendo el ornitológico. A pesar de ser capaces, en pocas ocasiones hacemos el esfuerzo de intentar ver el mundo a través de los ojos de las aves.... Parece incluso que el uso de los prismáticos y demás elementos ópticos nos impidiera ver más allá del campo de visión de los mismos... No somos capaces de ponernos en la piel del ave, más bien, en la pluma del ave. Quizás sea por eso que se nos pueden escapar situaciones que pueden parecer irrelevantes pero que para un pájaro son cruciales para permanecer o abandonar un hábitat. Al lío... Hace un par de días abandonando el parc, localicé unos gorriones molineros (Passer montanus) posados en tierra, en una zona de vegetación herbácea que tenía tan solo algo más de un palmo de altura. Lo suficiente para ocultar a unos cuantos gorriones molineros, como mínimo a 27... Y esto, fuera del vallado del parc... O más bien junto al vallado exterior en Garcia Faria por donde pasaba gente habitualmente. La propia valla había evitado el paso, hace tiempo, del segado. Y los gorriones se movían invisibles, alimentándose de las mismas y diminutas gramíneas que aprovechan otra especie en expansión y alóctona, mucho más confiada en sus movimientos, el pico de coral (Estrilda astrild). Visto desde la perspectiva del molinero, pasar invisible entre una gran cantidad de alimento le ofrece seguridad, permitiéndome incluso un acercamiento mucho mayor que el habitual. Y no acercándome yo a ellos, sino ellos en su picoteo repetido desplazándose hacia mi posición. Estos pocos centímetros de más en la vegetación ofrecen comida y seguridad. Y el molinero queda inmerso en una microselva que oculta su cuerpo a miradas acechantes... Esto es aplicable a otras especies, como los verdecillos (Serinus serinus) que también se alimentan ocultos de similar manera que los molineros. Pero parece no ser del agrado de otras aves, como los pinzones invernantes, que parecen gustar más de posarse al descubierto, a la vez que buscan semillas oleaginosas del lino de Nueva Zelanda. Los pinzones siempre parecen más atentos a nivel visual...