ESPECTACULAR SÁBADO ORNITOLÓGICO

El sábado por la tarde lloviznaba, lo que luego se convirtió en algunos momentos en lluvia cerrada... Pero era quizás el momento para coger un impermeable y dar una vuelta por la zona de estudio.... Y no me equivoqué. Para comenzar me fui a buscar al autillo (Otus scops) del día anterior y lo encontré posado en un taray a unos 20 metros del anterior día. Estaba en rama más prominente, pero siempre protegido por todo ese universo de ramitas y hojas que impiden una correcta visualización de su fisonomía. Junto a él, un poco excitado, un macho de curruca carrasqueña (Sylvia cantillans). Cerca, en Garcia Faria, me encontré un ruiseñor común (Luscicnia megarhynchos) muerto por colisión. Me acerqué al parc y llegando al lago mayor, observé pocas gaviotas, algo habitual en días de lluvia. Tan solo 48 reidoras (Larus ridibundus) y 17 patiamarillas (L. michahellis). En sus aguas sorprendí a un macho de martín pescador (Alcedo atthis) pescando gambusias, probablemente un migrante. Como la lluvia comenzaba a incrementar su caída, me resguardé bajo unos pinos y desde allí comencé a ver aves que entraban en el parc. Localicé de nuevo a un bisbita arbóreo (Anthus trivialis), en el mismo lugar que lo he visto en anteriores pasos primaverales y otoñales. Quizás se trata de la misma ave... Entró en vuelo una tarabilla norteña (Saxicola rubetra) que se resguardó en la misma pineda. Y en todo el parc contabilicé un mínimo de 9 papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). Desde la vegetación acuática del lago mayor, reclamaban al menos 3 carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus) y dentro del recinto conté un mínimo de 4 currucas carrasqueñas (Sylvia cantillans). La lluvia otorga tranquilidad y ausencia de perros y personas, por lo que los gorriones molineros (Passer montanus), un mínimo de 18, se bañaban en los recién inaugurados charcos del camino de tierra. Los ánades reales (Anas platyrhynchos) entraban desde el mar con un mínimo, cuando marché, de 23 ejemplares. Y volviendo al lago inferior, que si se llena algo será por estas lluvias, estos días los jardineros han segado su vegetación... Con la sequía conocida, se ha convertido en un herbazal, una pequeña pradera, donde acuden un par de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) a aprovechar, insectos, libélulas y lagartijas que se asoman a ese nuevo universo desprotegido. Antes de abandonar el parc, una bella estampa. Una curruca mosquitera (Sylvia borin) aparece de entre las ramas de los madroños y picotea con delicadeza un madroñó maduro, a la vez que me vigila desconfiada, pensando quizás "está lloviendo y el tema, hoy, está tranquilo...".