El domingo se presentaba soleado y, térmicamente, primaveral. De hecho, 2 machos de mirlo común (Turdus merula) se perseguían intentando expulsarse. Cantaba el ruiseñor bastardo (Cettia cetti) intentando expulsar a currucas cabecinegras (Sylvia mleanocephala) y capirotadas (S. atricapilla) de sus cipreses de pantano, mientras resonaban los reclamos de la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y el martín pescador (Alcedo atthis). Una solitaria pareja de ánades reales (Anas platyrhynchos) se paseaba por las aguas y tan solo 5 gaviotas reidoras (L. ridibundus) a estas horas. Las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) comienzan a ingerir dátiles de la palmera, aún verdes. Y los estorninos se aprovechan de los trozitos que caen al suelo. En cuanto a los páridos, localizo de nuevo a 13 mitos (Aegithalos acudatus) en los álamos del lago inferior, acompañados de herrerillos común (Parus caeruleus) y mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita). Su número ha descendido estos días y ya escucho cantar a un ejemplar. Cercano a los cipreses de pantano, donde las currucas capirotadas (S. atricapilla) siguen bebiendo agua, aparece muy activo un herrerillo capuchino (Parus cristatus).
martes, 1 de noviembre de 2016
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