Ayer por la tarde, sobre las tipuanas de la C/ Taulats, 5 golondrinas comunes (Hirundo rustica) y un par de vencejos reales (Apus melba) sobrevolaban bajos sus copas, antes de la lluvia. Estos árboles alóctonos parecen poseer cierto insecto que, desde hace ya unos cuantos años, atrae decididamente a estas especies junto a los aviones comunes (Delichon urbicum) y los vencejos comunes (Apus apus). La atracción de este alimento es tan importante que en esta calle se asientan durante algunas semanas hasta los jóvenes de los hirúndidos citados. Y no solo ocurre aquí. En otros puntos de la ciudad donde hay tipuanas, ocurre lo mismo. En los barrios de Sant Martí o Bon Pastor también he observado esta asociación.
Así, las exiguas poblaciones de golondrinas y aviones que sobreviven en Poble Nou pueden encontrar un alimento extra, abundante y fácil de capturar, un plus más para sobrevivir a las cada vez más difíciles condiciones que les imponemos año tras año.
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