Ayer por la tarde me di una vuelta por el parc. Su cemento huele a depresión. Los operarios siguen trabajando, intentando extraer lodo del sistema subterráneo de fuentes. Gracias todo ello a un camión cisterna de grandes dimensiones. Las aves acuáticas marcharon o se las llevaron... A excepción de una oca (Anser anser), una pareja cabezona de ánades reales (Anas platyrhynchos) y dos tristes pollas de agua (Gallinula chloropus).
De todas formas, sorpresas existen... Aunque sean poco imaginables en este erial. Ver a una hembra de martín pescador (Alcedo atthis) posada en una reja, mirando un charquito, donde es probable que no quede nada por comer, me recuerda que las pequeñas aves pueden aclimatarse con facilidad a situaciones de lo más incompatibles con la vida.
Esta hembra, ya en periodo migratorio debo pensar, acabará poniendo sus bellos huevos blancos, esféricos y brillantes en alguna cavidad de algún río secreto.... Posada en este desierto yermo de vida, se me viene a la memoria la belleza de sus huevos...¡Qué huevos los del martín pescador!
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