El nivel del agua ha disminuido aún más. Tan solo he podido localizar a ocho ocas (Anser anser). Faltan 11. Y después de un breve paseo, resisten sobre la superficie metálica ocupada días atrás, dos pollas de agua (Gallinula chloropus). Sorprendentemente, un inmaduro de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) se mantiene sobre los tubos. Quizás aproveche el bajo nivel del agua para capturar alguno de los ya escasos peces. Sea como sea, los ardeidos ya no se avistan. En cuanto a las gaviotas, a pesar del poco agua, parecen resistirse a abandonar el lugar. Un agua dulce perfecta para limpiar de sal su plumaje. Y el ruiseñor bastardo (Cettia cetti) se mueve excitado, obligado a expulsar un cada vez mayor número de aves que se prestan a ocupar la tierra antes cubierta por el agua. ¿Cuantas carpas se habrán recogido? ¿ Y cuántos galápagos? Posiblemente cientos de las primeras y quizás casi un centenar de las segundas. Ahora solo queda esperar que lo que haya obligado a desecar el lago se solucione lo antes posible. Aunque seguramente no se devolverán a sus aguas a aquellos seres que eran fundamentales en el mantenimiento y sustento de la pirámide ecológica urbana condal.
jueves, 13 de enero de 2011
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1 comentario:
Es triste ver el Parc en este estado, esperemos verlo pronto revozando de vida
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