Ayer por la tarde pude detectar un primer bando de pinzones vulgares (Fringilla coelebs). Estos se han hecho esperar, quizás por la falta de rigor de temperaturas invernales.
Por otra parte, el canto explosivo y contundente de un ruiseñor bastardo (Cettia cetti) fue escuchado por primera vez este invierno. Sobre esta especie y el chochín (Troglodytes troglodytes) cabe reseñar que en estos últimos años siempre ha existido un ejemplar de cada especie, asociado a espacios muy concretos del parc. ¿Serán las mismas aves que vuelven a su morada invernal? Quien lo sabe...
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