El sábado y el domingo estuve en el espigón de la Marbella observando aves marinas. El sábado, acompañado de nuestro amigo Jordi Cebrian disfrutamos de varios espectáculos poco habituales. Para comenzar, se nos cruzaron muy confiados un bandito a nado de 3 cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis), muy cercanos. El sol que caía, la cercanía y el uso del catalejo de fluorita permitían ver con emoción, nitidez y detalle a las aves marinas en un primer plano. Comenzaban en las 3 a aparecer vestigios del moño y sus ojos aún no se mostraban verdosos del todo. A unos 30 metros les seguía un joven con ese plumaje blanquecino característico. Una bella estampa que pocas veces se da...
Pero ahí no acababan las observaciones interesantes. Primero una pardela y minutos más tarde otras 5, bien lejanas pero que mostraban sus partes inferiores parduscas, descartando en este caso a yelkouan.
Y luego, unos 6-7 alcatraces (Sula bassana), todos adultos, cercanos a al costa, efectuando espectaculares picados. Y dos de ellos, sobrevolándonos bajos en un espactáculo que cada vez más parece darse. Es como si encontraran más pesca cerca de la costa que no en la plataforma continental que quizás en este lugar está muy contaminada o tenga por otros motivos menos peces.
Ya el domingo, con menos sol y el mar algo más movido, aunque no picado, tan solo localicé a alcatraces, pero a bastantes más. Por lo menos una decena. Hubo un momento que por el ocular del catalejo se localizaban, sin moverlo a 5 ejemplares posados relativamente juntos y relativamente cercanos a la costa. Me sigue llamando la atención esta cercanía y que los picados de pesca se efectúen tan cercanos.
Destacar tanto sábado y domingo la total ausencia de gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus), una especie que parece haber desplazado más al sur de Catalunya su área de invernada por motivos meramente tróficos.
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