En ocasiones ya me he referido a la paciencia que tiene que atesorar cualquier jardinero que trabaje en el parc. Es habitual ver por la tarde como el trabajo realizado por la mañana es destruido por gente incívica o por perros sueltos (es lo mismo). Como muestra un ejemplo. El jueves por la mañana me encuentro con un abuelo que ha metido a su nieto descalzo en el lago y que anda con una red intentando coger peces o lo que sea. Aviso al hombre que saque al niño de ahí, no tan solo por la molestia que está provocando si no porque, nos guste o no, en el fondo del lago puede haber de todo, incluyendo cristales rotos. Ni caso. Llega una jardinera que con muy buen criterio le dice que salga de ahí. que está prohibido lo que está haciendo y pasa de ella, incluso le dice que va a llamar a la Guardia Urbana y el abuelo le dice que la llame...Este es el resumen del comportamiento rutinario de mucha gente que pasa de normas en este parc (y en otros) y donde ni siquiera los que cuidan de nuestros parques reciben apoyo a la hora de controlar a esta gente.
miércoles, 17 de agosto de 2016
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