Un par de horas antes de la tormenta, el parc recogía una notable presencia de pajarillos que, quizás presagiaba la virulencia que iba a desatarse, meteorológicamente hablando. 3 papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca), diferentes ejemplares que los de días anteriores, se concentraban curiosamente en la zona donde éstos lo hacían hace apenas 48 horas; la de las higueras, lugar con buenas perchas desde donde capturar su pitanza... No menos de media docena de mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) se alimetanban desplazándose de arbolillo en arbolilo, como si se tratara de algún tipo de rebaño alado. Apareció un papamoscas gris (Muscicapa striata) y el primer macho de colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) que detecto, aunque es posible que hayan pasado desde primeros o mediados de marzo. El macho de curruca zarcera (S. communis) se refugiaba en las paredes protegidas por vegetación del parc, posiblemente el mismo visto días atrás en el mismo lugar.
En el lago inferior, un tercer adulto de polla de agua (G. chloropus) se movía sigiloso entre la vegetación de lirios y boga. Esperemos que se trate de un nuevo indicio de cría... (dentro de poco os cuento un secreto...).
Y para acabar un apunte de llegada de 4 machos de ánade real (Anas platyrhynchos) desde el litoral que se posaron, quien sabe si buscando alguna hembra despistada aún soltera de amoríos...
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